De igual manera que existe la Pediatría dentro de la medicina, la Odontopediatría surgió como un propósito muy especial dentro de las especialidades de la Odontología.
Es cierto que las alternativas de tratamiento de las caries varían poco entre niños y adultos. Pero sí varía “el saber tratar al niño”, introducirles el personaje del dentista, conquistar su mente, familiarizarlos con el ambiente, constituye un proceso que requiere de formación profesional especializada sobre el desarrollo psicológico, manejo de las emociones y de técnicas adecuadas y actuales. Si el niño fue bien conducido en el tratamiento odontológico desde la primera visita, será buen paciente toda la vida.
La práctica de la Odontopediatría se rige por una filosofía sencilla pero fundamental, el “arte de tratar al paciente, no al diente”. Implícita en esta forma de pensamiento está la obligación de considerar los sentimientos del niño, ganar su confianza y cooperación, efectuar el tratamiento de manera amable y cercana. El Odontopediatra no sólo se preocupa de proporcionar la atención requerida en ese momento sino además promueve la salud dental del niño, mediante la estimulación de actitudes y conductas positivas sobre el tratamiento dental.
Hay que saber que los niños a diferencia de los adultos presentan una serie de aspectos (edad, madurez, personalidad, emociones, experiencias, salud oral, antecedentes familiares, cultura, etc.) que influyen de manera significativa en la habilidad del niño para soportar el tratamiento dental. Y es el odontopediatra el que tiene la destreza para guiar al paciente infantil a través de los diferentes procedimientos dentales, con la finalidad de que acepten esta nueva experiencia sin desarrollar ansiedad ni miedo, y en consecuencia, conseguir a largo plazo que se promueva una actitud positiva frente al dentista así como una adecuada salud dental en el adulto.
No hay que olvidar aspectos, como la postura del niño en el sillón, la necesidad de mantener la boca abierta, los sonidos, olores, etc., es una situación extrema para los niños sin ninguna experiencia previa en el dentista, lo cuál puede dar lugar a la aparición de miedo/ansiedad dental y problemas de manejo.
El ser Odontopediatra facilita controlar estas emociones mediante la aplicación de un proceso dinámico basado en técnicas de manejo del comportamiento; las cuáles pueden guiar al niño a cooperar, relajarse y tener confianza en sí mismo durante la consulta dental.
No hay que olvidar que “no existe una medicina para el miedo. El éxito está en la superación de esta emoción y no en figurar que no existe”.
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