Un destacado porcentaje de los padres que acuden por primera vez con sus hijos a nuestros centros especializados en niños, llegan nerviosos e incómodos. Los motivos pueden ser diversos, como por ejemplo, que el niño no haya ido nunca al dentista y los padres no saben cómo va a reaccionar o que su hijo haya ido al dentista previamente pero acuden a nosotros porque no ha tenido una experiencia dental positiva.
En general, el miedo al dentista de los niños puede deberse a varios motivos y es importante que los padres los conozcan:
- El miedo a lo desconocido. No olvidéis nunca esta frase “No hace falta conocer el peligro para tener miedo. De hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor” de Alejandro Dumas. Es decir, que es inevitable que vuestros hijos presenten cierto temor a una situación nueva para ellos.
- El miedo al dentista de los padres: este miedo al dentista de los niños procede de la actitud con la que muchos padres se enfrentan a sus propios miedos. Sois su modelo a seguir, por eso una actitud positiva y tranquila es fundamental para que tu hijo reaccione de la manera más adecuada posible.
- El miedo relacionado con una mala experiencia dental previa, que puede desarrollar en ellos un cuadro de ansiedad o fobia al dentista.
Los Odontopediatras somos especialistas formados en tratar con niños pero cómo reacciona el niño durante la primera visita o en caso de hacer algún tratamiento depende también de los padres, por el simple hecho de que tus hijos imitan lo que ven en ti. Por eso, en clínicas Smile! os queremos dar una serie de consejos que os ayuden a normalizar las visitas el dentista.
Consejos antes de ir al dentista
- Asegúrate que el profesional que va a ver a tu hijo sea especialista en odontología infantil. Esimprescindible que el dentista sea Odontopediatra, pues es el que tiene la habilidad de guiar al niño a que coopere, se relaje y que finalmente consiga la confianza suficiente para superar esta experiencia dental de una manera positiva. Lo ideal es que vayas a un profesional que te dejen estar con tu hijo en el gabinete tanto en la primera visita como durante el tratamiento dental.
- El resto del equipo también debe estar familiarizado con los niños, es positivo que la persona de recepción reciba a tu hijo de manera cercana e incluso llamándole por su nombre o que la auxiliar que acompaña al dentista esté entrenado en el manejo de la conducta infantil.
- Procura llevarles a un sitio donde el espacio esté enfocado al público infantil. Lo niños tienen una gran capacidad de observación, se fijan en todo. Una sala espera con cuentos y juegos, una tele en la que estén poniendo dibujos o incluso que llegue a una sala donde haya más niños esperando también les ayuda.
- No olvides que los niños imitan las conductas de sus padres. Por tanto, si un niño ve o nota que sus padres tienen miedo al dentista, el niño aprenderá que ir al dentista no es bueno. Por eso, los padres deben ser los primeros en controlar estos sentimientos antes de acudir al Odontopediatra. Antes de venir a la cita, prepara a tu hijo con frases positivas como “vamos a ir al dentista para que te enseñen a cuidar tus dientes” o “el dentista te va a enseñar a abrir la boca y te mirará los dientes con un espejo”.
Consejos durante la visita al dentista
- Los padres en el gabinete deben estar relajados. Recuerda, que los niños son capaces de captar cualquier tipo de emoción. Si los padres están incómodos, nerviosos o tensos, es probable que vuestro hijo también loesté.
- Cuando estés en el gabinete con tu hijo, evita frases que provoquen inconscientemente pensamientos negativos de los niños al dentista, como por ejemplo ‘no te van a hacer daño’, ‘no te van a pinchar’, ‘tranquilo, no va a pasar nada malo’. Que tengas una actitud relajada y positiva hará que el niño acepte mejor y más rápidamente esta nueva situación a la que se enfrenta. Y por supuesto, nunca utilices el “ir al dentista” como una amenaza, con frases como ‘si no te lavas los dientes, te los van a tener que sacar todos’, ‘si no haces caso a lo que te dice, te van a hacer daño’.
- Si tu hijo es pequeño, menor de 3 años, es normal y esperado que llore, es una situación nueva y desconocida. Por eso, evita mirarlo con pena, haz todo lo contrario, sonríele, mírale de tal forma que sienta que lo está haciendo muy bien. Además el odontopediatra no sólo sabe guiar al niño frente a esta nueva experiencia, sino que también ayuda a los padres, deja que te guíe.
Recomendaciones para una experiencia dental positiva
En clínicas Smile! sabemos que un alto porcentaje de la población continúa teniendo miedo al dentista, y que en algunos casos puede convertirse lamentablemente, en una verdadera fobia. Esto resulta un poco contradictorio si pensamos en los avances que ha habido en los últimos años con todo lo relacionado con el campo del dolor y los tratamientos dentales. Una de las explicaciones de peso es que en una gran mayoría de los casos se asocia a una experiencia infantil negativa, que deriva en traumas dentales que se ven reflejados en la edad adulta. Por eso, queridos padres no olvidéis:
- Crear una relación de confianza padre-niño-dentista. Recuerda, la primera visita debe realizarse durante el transcurso del primer año de vida. Haz que ir al dentista se convierta en un hábito, como ocurre con las visitas al pediatra.
- Hay que mantener una periodicidad en las visitas dentales, con el objetivo de que el Odontopediatra se convierta en la persona responsable de crear y mantener la salud en la boca de tu hijo. Por ello, busca profesionales que sean especialistas en Odontología Infantil basada en educación precoz y prevención.
- Evita pensar que mientras más mayor sea el niño, mejor será su comportamiento. Este pensamiento es totalmente erróneo. Ya que existen niños de 2, 3, 4 años con caries. Por eso, mientras antes lo lleves, menor riesgo hay de que desarrolle caries. Recuerda! Odontología preventiva, no curativa. Los beneficios positivos de llevar a tu hijo durante el primer año de vida al dentista superan siempre al momento incómodo de verlos durante una revisión. Es indiscutible, que será más fácil para tu hijo y para ti superar un par de lágrimas que curar un diente.